Si dentro de nuestros propósitos para el nuevo año lectivo está el maximizar y optimizar el tiempo de aprendizaje de los niños y las niñas, el implementar el método Pomodoro puede resultar de muchísima ayuda para lograrlo.

Esta técnica, que fue desarrollada por el ingeniero informático Francesco Cirillo, consiste en dividir el tiempo de estudio en dos fases, separados por otras dos fases de descanso. Por ejemplo, si la sesión de aprendizaje tiene una duración de 25 minutos, al finalizar este tiempo se debe descansar por cinco minutos para, posteriormente, continuar con la siguiente ronda por otros 25 minutos.

Una vez que se completan los cuatro intervalos, que son conocidos como pomodoros (tomate en italiano), se puede tomar un descanso mucho más largo, de entre 20 o 30 minutos. Con ello se logrará mejorar la capacidad productiva del niño o la niña, al mismo tiempo que se les enseña a administrar de forma adecuada su tiempo.

Es importante tomar en cuenta que esta técnica se debe ajustar a la edad y a las necesidades del pequeño o la pequeña. Por ejemplo, entre los seis y ocho años es aconsejable que el tiempo que se dedique al aprendizaje sea de 20 minutos, mientras que, entre los 9 y 11 años, se recomienda que cada intervalo sea de unos 40 minutos aproximadamente.

“La experiencia ha demostrado que, para lograr una mayor efectividad al implementar este tipo de técnicas de aprendizaje es necesario ajustarlo al niño o la niña que lo utilizará y al contexto en el que se desenvuelve. Esto nos permitirá hacer las correcciones necesarias en el camino, con lo que también se le sacará el máximo provecho al tiempo que se le dedica al estudio”, comentó Rebeca Chavarría, educadora y directora general de Bright Spot Learning Center.

Un artículo publicado por la revista española Sapos y Princesas, del periódico El Mundo, establece las siguientes pautas para maximizar la implementación de la técnica Pomodoro:

  • Planificación de los objetivos, fijando un límite temporal para la consecución del fin perseguido.
  • Preparación del dispositivo de medición deseado, ya sea un cronómetro, un reloj o un teléfono móvil, para que nos avise al finalizar cada paso.
  • Inicio de la fase de trabajo (25 minutos), en la que ha de evitarse cualquier interrupción y alcanzar una concentración total hasta el aviso de la alarma.
  • Descanso (5 minutos), durante el que solo existe una regla: alejar nuestros pensamientos, lo máximo que podamos, de la labor anterior.
  • Comienza el siguiente tramo de actividad a máximo rendimiento (25 minutos).
  • Se siguen alternando las tareas con pausas de desconexión (de 5 minutos) hasta completar el cuarto periodo, tras el que se recomienda descansar entre 25 y 30 minutos.
  • A partir de aquí, se repite cíclicamente el procedimiento hasta la culminación de la meta preestablecida.