La educación moderna tiene el reto de formar seres humanos con criterio propio, que piensen por sí mismos y se cuestionen lo que ven y escuchan. A esto se le llaman pensamiento crítico y hay formas de desarrollarlo

Antes, los maestros dictaban la materia y los estudiantes escuchaban, no había espacios para que los niños preguntaran ni cuestionaran. El docente era visto como la fuente única de conocimiento. Hoy los estudiantes saben que pueden preguntar e interpretar lo que escuchan de formas diferentes. 

Tener criterio propio es lo que busca el pensamiento crítico y es uno de los objetivos de la educación moderna. Hoy veremos qué es y cómo incentivarlo por medio del juego y otras técnicas. 

“El pensamiento crítico se refiere a la capacidad de identificar, analizar, evaluar, clasificar e interpretar lo que está a nuestro alrededor”, afirma el sitio edacom, especializado en tecnología educativa. “Es un modo de pensar que promueve la autorregulación y ayuda a identificar soluciones más fácilmente, una habilidad del siglo XXI que aporta todo tipo de beneficios a los alumnos e impacta en su vida académica y profesional”, agrega. 

¿Cómo incentivar el pensamiento crítico?

“Lo primero que hay que tener presente es que hay que respetar la opinión del niño, el adulto nunca debe imponerle su criterio ni su forma de pensar o hacer las cosas”, comenta Rebeca Chavarría, educadora y directora general de Bright Spot. 

Otra de las recomendaciones de Chavarría es exponer a los niños a situaciones en las que se vean obligados a analizar los pro y los contra, para esto sería interesante conversar con ellos sobre temas de la realidad nacional o aspectos relacionados con su cotidianidad. Se podría explicar una determinada situación, por ejemplo, el hecho de que los parques recreativos hayan sido cerrados durante la pandemia, explicarles los aspectos positivos y negativos y, finalmente, preguntarles su opinión. 

 “Básicamente lo que tenemos que hacer los docentes es enseñar a pensar y para pensar es importante conocer, por lo tanto, hay que tratar de que el niño se interese por conocer sobre diferentes cosas, situaciones que lo rodean, las causas y los efectos de cosas que le interesan, y enseñarle a priorizar, es decir, saber determinar qué es lo importante y qué es lo secundario de cualquier tema”, detalló la especialista. 

El niño además debe ir aprendiendo a decidir, es decir, hay que propiciar la autonomía, pero una autonomía responsable, no basada en los impulsos, sino en el análisis todos los aspectos relativos. En este caso es realmente importante que el niño se sienta apoyado si su decisión no fue la mejor. Hay que guiarlo y ayudarle a entender por qué algunas veces las cosas salen mal y dejarle claro que es parte de su aprendizaje. 

Las operaciones matemáticas, según los especialistas, son otra forma muy efectiva de introducir a los menores al pensamiento crítico, ya que le ayuda a pensar, ordenar y estructurar los pensamientos.

Finalmente los docentes -en el aula- y los padres -en la casa- deben promover un clima relajado y de confianza de forma que los niños se sientan cómodos opinando y equivocándose. A medida que el niño adquiere criterio y aprende a expresar su opinión basado en argumentos, desarrollará habilidades que impactarán de forma positiva su vida actual y futura.

 

Pensar con criterio

Algunos beneficios del pensamiento crítico:

  1. Fomenta la curiosidad
  2. Aumenta la creatividad
  3. Refuerza la capacidad de resolución de problemas
  4. Es una práctica polifacética, ya que abarca una amplia gama de disciplinas
  5. Fomenta la independencia
  6. Es una habilidad para toda la vida, no solo para aprender

 

Fuente:  Sitio web Avantideas