De los 18 meses a los dos años los niños empiezan a desarrollar la capacidad de recrear y trabajar mentalmente con símbolos. Esto es lo que los especialistas llamamos juego simbólico, es una actividad que ocurre de forma natural, pero que los padres pueden fomentar de muchas formas.

Observe a su hijo mientras juega…Ese bloque de piezas que en sus manos ahora es un carrito, la muñeca que toma el té o el osito que se convierte en un bebé…Estos son tres ejemplos del juego simbólico y fomentarlos es tan importante como trabajar muchas otras habilidades en los niños. 

“El juego simbólico ocurre cuando su hijo empieza a usar objetos para representar (o simbolizar) otros objetos. También sucede cuando asignan funciones imposibles, como darle a su muñeco una taza para que la sostenga. Es un momento en el que la creatividad empieza a brillar de verdad”, define la publicación Healthline, en el artículo What Is Symbolic Play and Why Is It Important?.

En el recuadro adjunto detallamos cinco áreas que se ven reforzadas cuando su hijo se involucra en un juego simbólico, pero básicamente los beneficios impactan todas las áreas de desarrollo del menor. Le ayuda a comprender su realidad, le da herramientas para lograr expresarse emocionalmente, permite el desarrollo del pensamiento y el lenguaje y, por supuesto, la imaginación y la creatividad. 

¿Cómo estimular el juego simbólico?

Nosotros como profesionales tenemos un papel protagónico en crear las condiciones en nuestras sesiones para que se desarrolle este tipo de juego por medio de dinámicas, talleres, actividades, sesiones personales y grupales, pero los padres también pueden hacerlo en casa.

Aquí van algunos consejos: primero, preste atención a su hijo cuando juega solo o con otros niños. Busque materiales con los que pueda entretenerse, no tienen que ser juguetes muy costosos. Ya hemos hablado en otros artículos de las piezas sueltas, pero también puede buscar cajas, tucos, tapas de botellas, básicamente cualquier cosa puede servir. 

Juegue con él, muéstrese interesado en lo que hace y propóngale actividades y personajes, siempre recordando que el protagonista en la actividad es su hijo. No imponga ni sancione.

Recuerde que esta es una actividad que comienza entre los 18 meses y los dos años. Cuando el niño es más grande continúa y su nivel de complejidad tiende a ser mayor, por lo tanto, nuestro papel es estar atento a los retos y proponer, siempre proponer.

 

 

Aportes del juego simbólico

Cinco áreas que se refuerzan cuando su hijo se involucra en un juego simbólico, según la publicación Healthline y el artículo What Is Symbolic Play and Why Is It Important?

Habilidades cognitivas. Cuando su hijo ejercita su imaginación, crea nuevas vías neuronales y aprende a pensar de forma creativa. Esta habilidad les ayudará a resolver problemas a medida que crecen. A medida que juegan, actúan las experiencias que han encontrado y se conectan a sus cerebros para saber cómo lidiar con ellas.

Habilidades sociales. El juego simbólico enseña a un niño a ver al “otro”. Como algunos niños pueden pensar de forma diferente a ellos, su hijo aprende a cooperar y negociar.

Autoestima. El juego simbólico ejercita las habilidades cognitivas, como mencionamos. Su hijo necesita idear un plan y una forma de llevarlo a cabo. ¿Objetivo alcanzado? Eso es un gran impulso para desarrollar la autoestima.

El lenguaje. Su hijo necesita una memoria desarrollada para entender que un objeto puede representar algo más que a sí mismo. Este es el primer paso en la adquisición del lenguaje. Jugar es una gran manera de aumentar su vocabulario.

Habilidades motoras. El juego implica acción. A medida que su hijo juega, desarrolla habilidades motoras finas y gruesas. Observa a tus hijos jugar y lo más probable es que oigas cómo se practican ambos tipos de habilidades: “¿Quién derramó todas las cuentas? ¡Ahora tengo que recogerlas!” se mezcla con “¡El último en llegar al final del patio es un huevo podrido!”