Estar rodeados de naturaleza nos permite conectarnos con una de las habilidades más esenciales, como gratificantes, que tenemos los seres humanos: aprender de todo nuestro entorno.  Es indiscutible que nuestros sentidos se afinan y la capacidad de observación se vuelve más aguda.

Dar un paseo por el jardín, visitar algún parque, jugar con una lupa o echar una mirada a través de un microscopio, son pequeñas acciones que representan la oportunidad de siempre descubrir algo nuevo. Según distintos estudios, promover este tipo de actividades en los niños les permite trabajar en una mayor concentración y su motricidad.

Sembrar en ellos la curiosidad de plantearse preguntas como: ¿Cuáles son las aves que puedo ver a través de las ventanas? ¿Por qué se caen las hojas de los árboles? ¿Qué tipo de insectos puedo encontrar en el jardín de la casa?, son tan solo algunos de los cuestionamientos que nos ayudarán a despertar el interés por aprender en los niños.

“Un estudio que analizó resonancias cerebrales de niños en Barcelona determinó que el mero hecho de tener acceso a un espacio verde, incluso poder ver árboles y el cielo desde una ventana, se asociaba al aumento de la materia blanca y gris en áreas del cerebro vinculadas a la memoria, la atención y la puntuación de pruebas cognitivas”, se afirma en una nota de National Geographic.

Es así como se va fortaleciendo de a poco el vínculo entre la atención que se pone a todo aquello que nos rodea y el explorar todo lo que hay en la naturaleza a través de los sentidos. Es inevitable que los niños lo hagan con un genuino interés y un alto nivel de concentración, por lo que estos momentos se quedan grabados en su memoria.

En el libro El Último Niño en los Bosques, el escritor estadounidense Richard Louv logró documentar cómo la vida de la familia moderna se ha transformado drásticamente en las últimas dos décadas, ya que los niños pasan más tiempo mirando televisión o frente a una consola de videojuegos, en lugar de estar haciendo actividad física afuera.

“Tanto niños como adultos pueden mejorar su estado de ánimo y fortalecer su memoria al estar en contacto con la naturaleza”

Desde su perspectiva, los pequeños deben de tener tiempo suficiente para disfrutar de su entorno, pues distintas investigaciones han revelado que su estado de salud social, psicológica, académica y física se ve beneficiada cuando se tiene un contacto diario con la naturaleza y respirar aire puro.

“El crear estos espacios para que los niños puedan relacionarse con lo que los rodea, despierta en ellos la curiosidad de aprender cada vez más, y qué mejor forma de hacerlo que junto a la familia. Esta es otra de las razones principales por las que, juntos, deben darse la oportunidad de experimentar a través de este tipo de aprendizaje”, comenta Rebeca Chavarría, educadora y directora general de Bright Spot Learning Center.

El informe Beneficios de conectar a los niños con la naturaleza, publicado por la Universidad de Carolina del Norte, analiza otros beneficios de este tipo de actividades 

  • Mejora la autodisciplina: El acceso a zonas verdes, e incluso una vista de entornos verdes, aumentan la paz, el control de sí mismos y la autodisciplina. 
  • Apoya múltiples aspectos del desarrollo: La naturaleza es importante para el desarrollo de los niños, desde el área intelectual, emocional, social, espiritual y físico.
  • Promueve la creatividad y resolución de problemas: Estudios realizados con niños en los espacios de recreo, encontraron que estos participan en juegos más creativos cuando se encuentran en áreas verdes. 
  • Aumenta la actividad física: Los niños que asisten a centros educativos que tienen entornos naturales diversos, son más activos físicamente, más conscientes de la nutrición, se comportan mejor unos con otros y son más creativos.
  • Mejora la visión: Mayor tiempo al aire libre se relaciona con tasas reducidas de miopía en niños y adolescentes.
  • Mejora las relaciones sociales: Los pequeños tienden a fortalecer vínculos y llevarse bien con otros niños, siendo más sanos y felices, cuando tienen oportunidades frecuentes de juegos al aire libre.  
  • Reduce el estrés: Las plantas y los paisajes verdes, reducen el estrés en niños altamente ansiosos.