Ya hablamos de la eficacia del juego para los procesos de enseñanza en los niños, en esta entrega nos referiremos a actividades recreativas con las que podrá ayudarles a fortalecer las funciones ejecutivas.
El juego constituye una de las formas más importantes en las que los niños pequeños obtienen conocimientos y competencias esenciales, afirma la Unicef. Esta organización define el juego “como una herramienta natural que los niños pueden utilizar para incrementar su resiliencia y sus competencias de afrontamiento, mientras aprenden a gestionar sus relaciones y a afrontar los retos sociales”.
En varias de nuestras entregas previas hablamos del aporte del juego para fortalecer diferentes habilidades en los menores, hoy nos referiremos al juego aplicado específicamente a las funciones ejecutivas.
Las funciones ejecutivas son “las habilidades cognitivas necesarias para controlar y regular nuestros pensamientos, emociones y acciones frente a conflictos o distracciones”, según lo define La Enciclopedia para el Desarrollo de la Primera Infancia, por eso es tan importante trabajarlas en la infancia ya que de estas dependerán en gran medida el desempeño escolar y, a futuro, el profesional.
Cada vez que trabajamos en fortalecer las funciones ejecutivas en los menores, ellos logran prestar más atención, recordar, priorizar y completar procesos, entre otras habilidades necesarias para la vida.
¿Cuáles son las áreas que es necesario reforzar para fortalecer las funciones ejecutivas? Pues las que tienen que ver con el autocontrol, la memoria del trabajo y la flexibilidad cognitiva.
¿Jugamos?
Hay muchos juegos que usted puede realizar en casa para mejorar las funciones ejecutivas de su hijo, estos son algunos de ellos:
Jugar a imitar: Seguir las acciones que una persona realiza en el momento, sirve para estimular la memoria, propone un desafío al que el niño debe reaccionar ya que para lograr el fin debe prestar mucha atención.
Juegos de mesa: Hacen que el niño ponga en práctica la memoria, la capacidad de resolver problemas, la estrategia y la planificación de tiempo. Rompecabezas, ajedrez y juegos de estrategia, son algunos de ellos.
Adivinanzas. Jugar a adivinar promueve que los niños ejerciten la memoria y es un reto que se resuelve muchas veces por medio de la lógica.
Respuesta rápida: Los juegos que requieren de respuesta rápida como “Simón dice” son buenos para trabajar la atención y el razonamiento.
Juegos de cartas: Hay muchas formas de jugar cartas, por ejemplo, buscando similares por tipografías, por número o por color. La idea es retar la memoria y la flexibilidad.
Actividad física: Cualquier deporte o actividad física que sea en grupo permite desarrollar habilidades en la resolución para lograr un fin, además, se trabaja de forma paralela áreas importantes como la coordinación motora.
Actividades con canciones: Recordar canciones y aprenderlas, ayuda a trabajar la memoria y la concentración.
Actividades con música: Si al niño le interesa la música, se fortalece la coordinación y la memoria.
Juegos de armar: Ayuda a seguir modelos, planificar y a trabajar la organización mental.
Juegos de adivinar palabras: Pictionary es un ejemplo de un juego donde los participantes tienen que adivinar palabras o frases, lo que permite trabajar la flexibilidad y también el vocabulario y la memoria. Se pueden buscar otras actividades similares como las de buscar palabras que inician con una misma letra, sopa de letras o Scrabble, por ejemplo.