El concepto de la disciplina positiva hace referencia a la formación y guía de niños y niñas, a través del respeto hacia el otro, y una educación fundada en el amor, la afectividad, la comprensión y el aprovechar cuando se comete un error como una oportunidad de aprendizaje. Esta filosofía, de carácter humanista, es la base de todo. 

Alfred Adler, reconocido médico y psicoterapeuta austriaco, fue el precursor de la escuela conocida como psicología individual, y que fue el punto de partida para la creación del concepto de disciplina positiva. Su teoría se enfocaba en no permitir el control excesivo ni la permisividad, por lo que era importante darle paso al respeto mutuo y la colaboración. 

Es así como siempre deberá ser prioridad atender primero la emoción del niño, en lugar de su conducta, es decir, establecer la conexión con lo sucedido y, posteriormente, aplicar la corrección. Esto permitirá generar un vínculo mucho más fuerte, haciendo que el niño o la niña respete el actuar del adulto ante una determinada situación.

Según El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el uso de métodos de disciplina violenta –como golpes, tirones de pelo u orejas, insultos, atemorización o amenazas– pueden dar la impresión de ser efectivos porque los niños y las niñas tienden a obedecer a los adultos que los ejercen en el corto plazo; pero, a largo plazo, lo que ocasionan son daños emocionales con efectos que pueden ser permanentes.

“El niño o niña agredido aprenderá que los problemas deben enfrentarse con violencia y aplicará esta enseñanza en todos los ámbitos de su vida. En consecuencia, la persistencia de estas conductas acaba generando una sociedad violenta, que utiliza la violencia como mecanismo para resolver conflictos”, asegura la organización internacional. 

De esta forma, la disciplina positiva se vuelve cada vez más importante en el mundo actual. Con ella se busca plantear soluciones alternativas a los conflictos, con lo que hará que el niño y la niña se involucre en cada una de las actividades que realizan. A esto se suma también que se promueve en ellos la motivación y la necesidad de ser parte de su entorno. 

Es en este escenario donde los adultos, tanto padres como el personal del centro educativo, juegan un papel esencial, ya que, al promover este tipo de crianza, contribuyen a que lo largo de la niñez se aumente y fortalezca la autoestima, aunado a que el infante se sentirá capaz de resolver cualquier situación. 

“La disciplina positiva tiene como propósito promover relaciones de responsabilidad y respeto mutuo en el ámbito familiar, el escolar, entre otros. Sin importar la edad que tenga, el niño y la niña podrán desarrollar habilidades como la responsabilidad, la empatía, la autonomía y el respeto”, explicó Rebeca Chavarría, educadora y directora general de Bright Spot Learning Center.

La revista Ser Padres resume de esta forma cinco beneficios de la disciplina positiva:

  1. Respeto mutuo:Los adultos corroboran la firmeza al educar al respetarse a ellos mismos y las propias necesidades de cada situación que presenta la vida en familia. Y si todo ello lo hacemos con amabilidad y respetando las necesidades del niño y niña, estaremos cimentando el primero pilar de una buena educación.
  2. Aprendiendo de los errores: Los errores son una oportunidad para educar. Para ello lo primero es identificar la creencia que esconde dicho comportamiento.Una disciplina efectiva es la que busca las razones que hacen actuar a los niños de cierta manera y trabajar sobre esas razones, para cambiar la creencia en lugar de intentar modificar solamente el comportamiento.
  3. Sin castigos:Una disciplina que enseñe no es ni permisiva ni punitiva. La disciplina positiva anima a enfocarse en soluciones en lugar de castigos. El castigo es efectivo a corto plazo, pero tiene consecuencias negativas a largo plazo. Descubre alternativas al castigo.
  4. Comunicación efectiva: Habilidades para resolver problemas fomentando el sentido de comunidad y “conectando” con el niño.
  5. Alentadora (en lugar de alabadora): Cuando alentamos, ponemos atención al esfuerzo y la mejoría, no simplemente al éxito. Esto fortalece la autoestima y estimula. Es vital enseñar habilidades valiosas para un buen carácter.