Aquello que hacemos de manera constante en nuestras vidas llega a convertirse, inevitablemente, en un hábito, pero la clave para lograrlo es hacerlo a través de la rutina y desde una temprana edad. Según especialistas, esto permite que sean más fáciles de asimilar por el o la infante.

El que las familias tengan establecidas sus rutinas contribuye a que puedan organizar su día a día, sean conscientes de cuál es el rol de tareas que debe cumplir cada uno de sus integrantes, al mismo tiempo que se fomentan distintos valores, además de deberes y derechos. 

La revista virtual Healthy Children, desarrollada por la American Academy of Pediatrics de los Estados Unidos, asegura en uno de sus artículos, que uno de los retos más grandes de la familia es establecer rutinas cómodas y eficaces, que mantengan un buen equilibrio entre el desorden y la confusión que pueden ocurrir si no se establecen, y entre la rigidez y el tedio que suelen sobrevenir cuando hay demasiada estructura y reglamentación.

Para la organización es importante que los adultos se cercioren del buen funcionamiento de la logística familiar, y que con ello se cumplan los objetivos que se han trazado a lo largo del día. Desde su experiencia, comparte algunas recomendaciones que pueden contribuir a que todos los integrantes del núcleo puedan trabajar en conjunto:

  • Las mañanas entre semana: Tómese el tiempo de organizar lo más que pueda la noche anterior, además de intentar despertarse todos los días de manera positiva y alegre. Se recomienda cerciorarse de que los infantes se bañen y coman bien antes de salir de casa, y que los adultos se despidan de ellos de forma cariñosa, pues esto les hará sentirse seguros y dispuestos a tener un buen día. 
  • Después de la escuela: Durante la infancia media, los niños necesitan de la supervisión de un adulto, que les indique lo que deben hacer el resto del día.  
  • Las tardes: La hora de la cena debe ser muy importante para la familia.  Tan a menudo como sea posible, todos los miembros deben sentarse a la mesa a comer juntos, sin ninguna distracción. Durante la cena se pueden contar las experiencias del día y participar en una conversación agradable. Todos deben animarse a participar y se deben evitar los comentarios negativos o la crítica.
  • La hora de ir a la cama: En los días de escuela, los niños y las niñas deben tener una hora habitual para ir a dormir. Las luces se pueden apagar en un horario diferente, esto dependiendo de cuánto sueño necesitan, además de que se pueden leer cuentos, tener conversaciones sobre el día y hasta cantar.  
  • Los fines de semana: Son buenos para estar juntos en familia, por lo que se les puede permitir a los infantes a dormir un poco más tarde que durante la semana. Tenga en cuenta que, aunque pasar tiempo en familia es esencial, también es muy importante para los padres sacar también un tiempo para pasar solos los dos.

Por su parte, el portal web Guía Infantil afirma que los hábitos y las rutinas se deben fomentar desde que la primera infancia, porque eso les va ayudar a desarrollar su personalidad y a crecer como adulto. Uno de los beneficios es que le aporta mucha seguridad al niño y la niña, además de que serán personas más propensas a ser constantes y perseverantes, lo que los ayudará a descubrir el mundo que los rodea al repetir los distintos rituales, organizándose de manera más efectiva y siendo más responsables. 

Las rutinas y los hábitos también contribuyen a mejorar el ambiente familiar, al eliminar las posibles luchas de poder, y se inculcan valores como la cooperación, la solidaridad y el respeto. Por último, también el o la infante serán capaces de aprender a valorar las distintas situaciones, ya sea que cumpla con la rutina o no, pues la sorpresa es clave.