En la actualidad se ha vuelto un tema cotidiano el escuchar términos como “bullying” o “acoso escolar”, conceptos que hacen referencia a un tipo de comportamiento agresivo con la intención de intimidar a otros de forma verbal, física o social. 

Según la Organización no Gubernamental estadounidense Nemours Kids Health, este hostigamiento puede implicar desde golpes, empujones, insultos, amenazas, burlas y hasta extorsiones para conseguir dinero y pertenencias, incluso, algunos niños o niñas hostigan evitando a los demás o difundiendo rumores sobre ellos. También hay quienes usan los medios sociales o los mensajes electrónicos para burlarse de los demás o herir sus sentimientos.

Desde su experiencia en la atención de este tipo de casos, es conveniente tomar con seriedad el hostigamiento y no solo restarle importancia como algo que se debe «aguantar». Los efectos pueden ser graves, al punto de afectar su sentido de seguridad y autoestima, por lo que en casos graves, el hostigamiento ha contribuido a tragedias, como suicidios y tiroteos en escuelas.

Algunas de las señales a las que debemos de prestarle atención son la repentina indisposición del infante de asistir a clases o lugares a los que anteriormente llegaba con entusiasmo. A esto se suma también el cambio de personalidad al volverse un poco más retraído, pasivo o indiferente a lo que sucede a su alrededor, además de que llora de forma más habitual y se muestra triste.

Los especialistas también recomiendan fijarse en si se pueden percibir contusiones o lesiones que el niño o la niña intenta ocultar, al igual de que si es capaz o no de controlar su cuerpo y reflejos, ya que al estar desconcentrados son más propensos a romper o perder objetos. Es indispensable que los padres se acerquen al centro educativo para hablar con el personal y constatar si su rendimiento académico es el mismo o hubo cambios.

Precisamente, el sitio web del gobierno federal administrado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos hace énfasis en algunas recomendaciones para prevenir el acoso escolar, por lo que explica que los padres, el personal educativo y otros adultos que se preocupan del problema tienen un rol que desempeñar en la prevención del acoso. Es así como comparte los siguientes consejos:

  • Ayude a los niños y niñas a entender el acoso: Explicarles qué es el acoso y cómo enfrentarlo de manera segura. 
  • Mantener abiertas las líneas de comunicación: Hablar con los niños y las niñas de forma regular y escucharlos. Conocer a sus amigos, preguntarles sobre la escuela y comprender sus preocupaciones.
  • Aliéntelos a hacer lo que aman: Las actividades, intereses y pasatiempos especiales pueden estimular la confianza, ayudar a los niños a hacer amigos y protegerlos de situaciones de acoso.
  • Dé el ejemplo de cómo tratar a otros con amabilidad y respeto.

Es importante entender que, como adultos, debemos dar el ejemplo a los niños y las niñas de cómo tratar a quienes nos rodean, siempre con amabilidad y respeto, ya que con ello les inculcamos que no debe hacer un espacio para el acoso. Una educación basada en la empatía y en la solidaridad siempre marcará la diferencia.