Ser capaces de exteriorizar sus pensamientos e inquietudes cuando apenas comienzan a descubrir el mundo que les rodea, es uno de los principales aportes que hace el arte durante la niñez. Tener la posibilidad de aprender a través de este, les permite despertar toda esa imaginación y la fantasía, mismas que contribuyen al proceso de aprendizaje.

La pintura, el teatro, la danza, el dibujo y la pintura son esas expresiones artísticas por medio de las cuales es posible reunir, interpretar y transformar todos los elementos que se van adquiriendo a lo largo de los primeros años de vida. Esto les brinda, tanto a la familia como al grupo de educadores, la oportunidad de saber lo que sienten, piensan y ven durante esta etapa de la infancia. 

Gracias al arte, los niños y las niñas aprenderán a pensar de manera creativa en la resolución de problemas, al mismo tiempo que se promueve en ellos la cultura de las preguntas. A esto se suma también que, con su práctica, de alguna forma se derriban las barreras y prejuicios que se puedan tener hacia ciertos aspectos de la vida.

“Distintos estudios científicos han confirmado que, cuando en la niñez se promueve el aprendizaje por medio del arte, estos desarrollan muchísimas habilidades entre las que destacan el leer mejor y obtener altas calificaciones en materias como matemáticas. Además, también se contribuye ampliamente en el fortalecimiento de su autoestima”, expresó Rebeca Chavarría, educadora y directora general de Bright Spot Learning Center.

La interacción que se genera entre los niños y las niñas con quienes los rodea, trasciende los centros de enseñanza gracias a expresiones artísticas como el baile, pues al realizarse también junto a la familia se fortalecen los lazos afectivos por la diversión al experimentar momentos como ese.

El arte permite promover la imaginación y creatividad desde temprana edad, contribuyendo al descubrimiento del mundo que les rodea.

Allí precisamente radica la importancia de que los adultos fomenten e incentiven la práctica del arte en la primera infancia, al mismo tiempo que son capaces de expresarle a los infantes su orgullo y fascinación al presenciar sus creaciones. Con ello seremos los principales promotores de su autoestima y confianza, motivándolos a dejar fluir su imaginación y creatividad. 

Por su parte, la organización española Brain Nursery School, afirma en un artículo publicado en su página web que, si el arte se enseña de manera adecuada, es posible conseguir un importante desarrollo a nivel personal, académico y social. La institución lo resume de la siguiente manera: 

  • En primer lugar, fomenta su actividad creativa y transformadora. Les ayuda a experimentar, desarrollando su imaginación y abriendo su mente.
  • Se forman una opinión sobre el mundo: Al ver obras de otros artistas en museos, los pequeños descubren nuevas visiones y desarrollan su propio gusto y afinidad. También a la hora de crear ellos mismos, al elegir dónde ponen su mirada cuando pintan, esculpen o dibujan.
  • Desarrollan una conciencia colectiva: Comparten sus obras, las comparan y descubren cuáles son las elecciones de los demás, respetándolas.
  • Mejoran su autoestima: Los pequeños, cuya autoestima desarrollan durante sus primeros siete años de vida, se sienten realizados cuando crean arte y ven el resultado de su obra (y lo enseñan a los adultos).
  • Desarrollan su motricidad y su coordinación mano-ojo.
  • Concentración: Durante los momentos en los que están creando o contemplando obras de arte, los niños están alimentando su capacidad de concentración.
  • Relajación: Además de concentrarse, al realizar estas actividades, los niños y las niñas se relajan del día a día.

Diversión: Por último (y no por ello menos importante), son capaces de disfrutar y se divertirse enormemente dibujando y creando su propio arte, ofreciendo al mundo su visión.