Cuando logran fortalecer las funciones ejecutivas, los menores aprenden a manejar sus impulsos, también desarrollan destrezas emocionales, sociales y morales más fuertes, esto les ayudará a tener éxito en la escuela y en su vida de adulto
“Funciones ejecutivas” es un concepto que podría sonar extraño y hasta un poco técnico para cualquier padre; sin embargo, es importante conocerlo y familiarizarse con él porque tiene un impacto relevante en la vida y el futuro de nuestros hijos. ¿Qué son? y ¿para qué sirven? es el tema de nuestro artículo de hoy.
La Enciclopedia para el Desarrollo de la Primera Infancia describe las funciones ejecutivas como “las habilidades cognitivas necesarias para controlar y regular nuestros pensamientos, emociones y acciones frente a conflictos o distracciones”. Básicamente permiten que su hijo planee, razone, preste atención, priorice y realice múltiples pasos para cumplir objetivos.
Estas habilidades permiten al menor desarrollar tres áreas importantes: el autocontrol, la memoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva (Ver recuadro). Esto quiere decir que un niño que poco a poco va adquiriendo estas destrezas entenderá cuales son sus prioridades, podrá concentrarse cada vez más en sus deberes y será cada vez menos impulsivo.
“Las funciones ejecutivas son las habilidades esenciales de autorregulación que todos usamos a diario para lograr prácticamente todo. Nos ayudan a planificar, organizar, tomar decisiones, pasar de una situación o idea a otra, controlar nuestras emociones e impulsividad y aprender de los errores pasados. Los niños dependen de sus funciones ejecutivas para todo, desde tomar una ducha hasta empacar su mochila y elegir qué es prioritario”, define el sitio Child Mind Institute en su artículo Cómo ayudar a los niños que tienen dificultades con las funciones ejecutivas.
Para Rebeca Chavarría C., educadora y directora general de Bright Spot, estas habilidades son de suma importancia para los seres humanos porque, básicamente, son las responsables de ayudarnos a alcanzar cualquier meta. Y en el caso de nuestros hijos, implica hacer algo tan sencillo como alistarse para ir a la escuela, hasta finalizar una carrera profesional.
“Hay dos épocas en la vida cuando se desarrollan con más rapidez las funciones ejecutivas: durante los años preescolares y durante los años de la adolescencia, por eso es de vital importancia que los docentes incluyan en su programa de trabajo actividades y experiencias que fortalezcan estas habilidades en los niños”, detalló Chavarría.
¿Y cómo se trabajan las funciones ejecutivas? Sin duda los docentes capacitados en el tema saben cómo hacerlo, nosotros hablaremos de eso en nuestra próxima entrega.
Hay tres categorías de funciones ejecutivas:
- Autocontrol: la capacidad de resistirse a una tentación para hacer lo correcto. Ayuda a que los niños presten atención, actúen de manera menos impulsiva y se concentren en su trabajo.
- Memoria de trabajo: es la capacidad de mantener información en la mente y usarla para hacer conexiones entre ideas, cálculos mentales, y establecer prioridades.
- Flexibilidad cognitiva: capacidad de pensar creativamente y a adaptarse cuando cambian las tareas. Nos permite usar la imaginación y la flexibilidad para resolver problemas.
Fuente: Funciones Ejecutivas, Enciclopedia sobre el Desarrollo de la Primera Infancia.
Herramientas para la vida
En Bright Spot Learning Center, por ejemplo, las sesiones de trabajo con los niños incluyen actividades enfocadas en fortalecer aspectos esenciales de las funciones ejecutivas como lo son:
Memoria
Organización
Planificación
Iniciativa
Cambio
Flexibilidad mental
Autocontrol – Autovigilancia Inhibición
Atención
Concentración
Uso del tiempo
Seguir las instrucciones
Fuente: Rebeca Chavarría C., educadora y directora general de Bright Spot